“Soy un ratero y, con orgullo”, son palabras de un ladrón de poca monta empoderado por un criterio de similitud e inducido por la cruda realidad que le ha tocado vivir, pero que denotan una grave crisis social generalizada que recorre infectándolo todos los sectores y niveles de nuestro país. Palabras que culpan al gobierno de su condición de delincuente en ascenso frente a una campaña llamada “atrapa tu choro” puesta de relieve por un personaje oscuro, siniestro motivado por intereses subalternos, pero como siempre sucede, buscando la solución fácil rompiendo la pita por el lado más débil, soslayando la génesis y los diversos factores de esta problemática social, atizada por el mal ejemplo de un gobierno pusilánime, desleal, inepto, corrupto, y, por la anomia y desidia de un estado caduco entregado a una fiesta de bufones y convertido en guarida de delincuentes.

La apatía, nuestra indiferencia nos ha vuelto permisivos frente a la violencia soterrada ligada a la criminalidad ejercida por delincuentes de alto vuelo, personajes oscuros movidos por la codicia metidos a políticos, a empresarios mercantilistas, lobistas, magistrados, militares, policías, pastores religiosos que roban al Perú impunemente, ¿y, quién los castiga a ellos?

Lo dijo el gran maestro Gibran Khalil Gibran:

“De la misma manera que una sola hoja no puede ponerse amarilla sin el silencioso consentimiento de todo el árbol, así el malhechor no podrá hacer el mal sin el consentimiento secreto de todos vosotros… porque ambos caminan juntos ante la cara del sol”. Entonces como ciudadanos, nuestra tarea es tomar conciencia de nuestros deberes, asumir nuestras obligaciones, para castigar en su real medida a este círculo vicioso delictivo de ladrones de poca monta, al delincuente de traje y corbata, a los piratas, a los contrabandistas de la política que fungen de autoridades, funcionarios de gobierno que ven a nuestro Perú como su botín de guerra.

Gracias.

10 de Setiembre del 2,015.