La grave crisis generalizada que vive el país en todo orden de cosas, viene desde hace mucho tiempo atrás, y que, se agravo desde que el nefasto Alberto Fujimori llegara al gobierno el año de 1995 con ayuda de Alan García Pérez, pasando por todos los que le sucedieron, y, como si fuera poco, el actual presidente del Perú Ollanta Humala Tasso decidió poner la estocada final, olvidándose y abandonando el programa político de la “Gran Transformación” que lo llevará a gobernar el país, traicionando de esta manera a quienes lo eligieron Presidente del Perú; evadiéndose de las obligaciones y compromisos que había asumido , cobijándose ladinamente en los predios de la derecha capitalista y más reaccionaria del Perú; esta actitud calo muy hondo en la alicaída fibra moral de nuestra patria destruyendo la esperanza, la ilusión, la poca fe que tenía el pueblo peruano.

A estas alturas de nuestra historia y del gobierno actual, hay sobradas razones para que el grueso de la ciudadanía, la población peruana se sientan contrariados y asqueados no solo de Ollanta Humala sino también del comportamiento errado y obcecado de su mujer, y de toda la casta de políticos corruptos, aventureros, delincuentes que han vivido a expensas del pueblo peruano durante muchos años, sino como se explica las fortunas mal habidas que ahora tienen Keiko Fujimori, Alan García Pérez, Alejandro Toledo Manrique, los más connotados de esta lista negra de políticos. Para cualquier persona con el más mínimo sentido común es evidente que estos políticos son gentes carentes de escrúpulos y sin honor, por lo tanto, desde todo punto de vista es reprochable, como, sin el menor empacho traicionan la Fe Pública, la voluntad popular.

Con los malos antecedentes que tienen estos personajes y sus partidos políticos y más propiamente las cúpulas partidarias, tozudas y traidoras, rechazados como leprosos por la ciudadanía y, la población en general, como es que estos sujetos se mantienen siempre en la cresta de la ola política. Es harto conocida los hierros, traiciones y delitos que han cometido los actuales políticos peruanos, pero que nada los hace entrar en razón; solo por destacar un delito en cada caso: Alan García Pérez y, el caso de los narco indultos, Keiko Fujimori dueña de una empresa minera no se sabe cómo y el caso de la tortura a su madre; cualquiera, y, quien quiera que sea que se atreva a realizar pactos políticos y/o alianzas políticas de hecho tendrán que asumir los activos y la carga negativa que estos han sembrado a su paso por sus gestiones de gobierno y que nuestra ciudadanía, y la historia, sabrán sancionar en su real medida.

No cabe duda que ha retornado a la política peruana la mafia de Fujimori, Montesinos, es claro y, evidente que el fujimontesinismo son quienes están detrás de la manipulación grotesca de las empresas encuestadoras puesta en marcha con toda una maquinaria mediática bien aceitada a su disposición; la prueba patética y nauseabunda es que: desde que perdió la anterior elección Keiko Fujimori mantiene un promedio de 30% en la preferencia electoral, como si la realidad peruana se hubiera mantenido estancada, como si la ciudadanía sufriera de amnesia, o alguna deficiencia mental, y juegan a bajar y subir a otros candidatos, y, lo más inaudito es que el bisoño candidato Guzmán haya escalado tan vertiginosamente al segundo lugar demostrando el temor que los aterra, de que el candidato Acuña u otro les gane las pretensiones presidenciales.

Lo cierto y real es que la gente, la ciudadanía esta asqueada del proceder inmoral, anti-ético de los grupos de poder, que manejan a su antojo los hilos del destino de nuestro Perú; ciertamente nuestro país vive una crisis generalizada, con la fibra moral destruida, menoscabado en los aspectos fundamentales de nuestra vida diaria; inculto, superfluo, con una infinidad de taras, vulnerable por donde se le vea, entonces el mal ejemplo se propaga por todo el territorio nacional como una epidemia mortal a una velocidad impresionante sin respetar género, edad, ni condición social, esto, sumado a las ambiciones personales y de grupo que obnubilan a cualquier persona, más aún si se trata de politiqueros, gente de pacotilla, de mal vivir, improvisados y arribistas, que cual mercenarios, sin el menor escrúpulo hacen y harán cualquier cosa con tal de lograr sus objetivos. Gente que no ha sabido mantenerse ni destacar en partidos políticos como lo manda la decencia, la ética, la moral, refugiándose o forman sus movimientos regionales que manejan cual si fuera su chacra, su feudo, convirtiendo las organizaciones políticas en guarida de cuanto corrupto e inescrupuloso sin ideología ni principios que no supieron estar a la altura de las exigencias de la realidad nacional, regional de sus organizaciones políticas.

De un tiempo a esta parte, sujetos de toda calaña y para todos los gustos, gente codiciosa y salvaje pulula en el mundillo político peruano, ofreciéndose al mejor postor, que ostentan y gozan de algunos puestos y cargos de confianza a nivel nacional o regional en el gobierno actual; -¿Quién sabe cómo y porque lo obtuvieron?, muy orondos, ufanos y demagogos se autocalifican de luchadores sociales y enemigos acérrimos de la corrupción. _ ¿Acaso no es corrupto él que defrauda la voluntad popular y la fe pública?, ¿él que ha paseado su figura por cuanta organización política lo cobijaba acorde con su talla intelectual y ambiciones personales? y, que por supuesto le asegure réditos económicos. Politiqueros de toda laya que pululan descaradamente por el aparato estatal, traficantes de la política. Carentes de lealtad y consecuencia con sus compromisos para con sus camaradas y sus principios ideológicos que tanto pregonan por donde van; tal es la angurria de estos personajes.

Políticos que se han zurrado en la Ley Electoral, atropellando cínicamente a sus militantes, haciéndose elegir descaradamente; en el caso de las listas para el congreso de la República designando a dedo a sus familiares, vendiendo las candidaturas al que mejor paga, a sus allegados, a quienes van a manipular groseramente, y, les aseguren impunidad ante sus fechorías, sin haber cumplido con los procedimientos democráticos que exige la ley de partidos políticos, que más que partidos u organizaciones políticas son bandas familiares delictivas organizadas que pretenden tomar por asalto el aparato estatal para robar cuanto puedan, y, empiezan a urdir sus malas artes y mañas, trazan planes, elaboran proyectos de gobierno de desarrollo nacional y regional para todos los gustos, ofrecen el oro y el moro a diestra y siniestra.

Ante tal grave panorama la ciudadanía esta notificada con respecto a estos políticos trajinados, inescrupulosos, nefastos, antipatriotas. Como pretendemos obtener distintos y buenos resultados, cuando elegimos a los mismos delincuentes metidos en política; todos los ciudadanos, y la población en general estamos en la obligación ética y moral de saber analizar las mejores propuestas de Gobierno, pero antes de todo, analizar y conocer al candidato que no tengan el más mínimo resquicio de actitudes de inmoralidad en su trayectoria política, académica, profesional, familiar y personal.