En nuestro país, en América Latina y en el mundo está ocurriendo un acto que es muy difícil de percatarse, que es altamente pernicioso, contrario a la democracia. Me refiero al MONOPOLIO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN que está en manos de poderosos grupos económicos; este acto, además de ser ilegal, degenera la función principal de los medios de comunicación, propiciando desinformación y falta de comunicación. Conspirando contra la democracia, al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la información de los ciudadanos.

La constitución neoliberal de 1993 permite y avala este acto, la concentración de medios de comunicación en unas cuantas manos que hegemonizan la información, y que consecuentemente trae consigo la VOLUNTAD DE PODER; manipulando y torciendo los hechos a favor de intereses personales y de un grupo de poder en provecho propio, con noticias interesadas, antojadizas que son emitidas una y otra vez hasta el hartazgo torciendo la realidad con opiniones cuestionables sobre cualquier tema, imponiendo una falsa realidad, direccionando y avasallando a una población indefensa ante el poder mediático; son los sectores conservadores neoliberales los dueños de estas empresas de comunicación masiva y, que evidentemente tienen el monopolio y dominan el mercado de los medios de comunicación y dictan la política, y la economía en el Perú, usufructuando de esta manera de un bien que le pertenece a todos los peruanos, ya sea las ondas hertzianas en el caso de la televisión y la radio, o el espacio público que usa la prensa escrita, amparándose en una mal entendida y mal aplicada Libertad de Prensa, propiciando un libertinaje, degeneración, empobrecimiento intelectual y social e involución en la conducta de sus consumidores.

Carentes de escrúpulos, a diario faltan el respeto a su público usuario, con programas grotescos, publicando imágenes sexuales obscenas, primeras planas con titulares procaces de albañal. - ¿Quién pone coto a esta exposición abusiva de voluntad de poder? El poder que tienen en sus manos es evidentemente incalculable, por la manera fácil en que pueden ingresar a nuestros hogares sin pedir permiso y, por la manera de entrar en las mentes de nuestra gente, de nuestros niños y jóvenes.

Es por su programación e irresponsabilidad y la manera negligente en el desarrollo de su labor y los intereses oscuros que representan; que está en duda el papel de los medios de comunicación y su actitud negativa para el desarrollo y construcción de una sociedad justa y honesta acorde a los canones que dicta la ética de informar. Siendo la comunicación, una parte fundamental del ser humano, que lo caracteriza como tal y que nos eleva a un rango superior al de las plantas o los animales, es menester contar con igualdad de oportunidades para recibir, buscar e impartir información por cualquier medio de comunicación sin discriminación, de raza, color, religión, sexo, idioma, lugar de nacimiento, posición social o económica, opiniones políticas o de cualquier otra índole. Mientras más y mejor información recibamos, mayor va a ser nuestro conocimiento, por lo tanto mayor nuestra capacidad de opinar con fundamento sobre el tema que nos interese.

Entonces, el estado debe proteger y alentar la diversidad de la propiedad de los Medios de Comunicación Masiva para que nosotros como público, recibamos información por medio de tantas fuentes como sea posible, y no quedar atrapados en una sola visión de los acontecimientos. Y, velar por que cumplan con su principal obligación como es promover la cultura e identidad nacional, ejerciendo su labor educativa y formadora de civilidad y ciudadanía transmitiendo y enseñando valores, informando, educando, entreteniendo, enseñando a ser analíticos, formadores de diversas corrientes de opinión, dando a conocer información fidedigna; por lo tanto, es necesario que no se limiten a actuar bajo criterios comerciales y que asuman cabalmente su responsabilidad social. Es fundamental la participación del Estado ejerciendo su papel rector en los contenidos de la programación y, edición de diarios, radios, revistas y canales de televisión o la fuente que sea.