La Cuba pre-revolucionaria era la isla del pecado y estaba sumida en la peor crisis de su historia. Campeaba la corrupción en todos sus niveles y estratos sociales. Muchas opiniones y artículos de prominentes intelectuales de la época describían esta realidad.

El dramaturgo Arthur Miller, basado en lo que le habían contado gente que había trabajado en la industria cinematográfica en la Isla, en un artículo para el semanario The Nation, en el 2004, describió a la sociedad bajo el Gobierno de Batista, como “irremediablemente corrupta, un lugar predilecto de la mafia, y un prostíbulo para los estadounidenses y otros extranjeros.” “un país conocido principalmente por el baile, la música, las prostitutas, los tabacos, los abortos, los centros turísticos, y las películas pornográficas.”

Batista y sus socios, junto a los políticos y mafiosos estadounidenses, utilizaron los recursos de los bancos de desarrollo estatal y los fondos de pensiones sindicales para construir hoteles, y casas de juego. En el proceso, se enriquecieron lavando dinero, robándole a los inversionistas y traficando drogas, Cuba estaba convertida en un verdadero bacanal ignominioso. Esta vida afectaba y excluía a la mayoría de cubanos, como suele pasar en el reino del capitalismo salvaje y del libre mercado donde manda el vil dinero, como suele pasar hasta hoy en día en muchos otros lugares. Estas eran las expresiones odiosas de la corrupción opresiva de Batista y sus secuaces.

Ante tal realidad, solo quedaba dos opciones de accionar político, o se aceptaba esa vida indigna, envilecida y caótica que Batista y EE. UU. habían impuesto, o se encaminaba a un profundo cambio de vida desde sus raíces, Fidel Castro comprendió la tarea que le imponía la vida; porque si el hombre con su pobre condición humana permite que otro hombre déspota, cretino lo esclavice, lo encadene entre las sombras de la ignorancia y no se levante y luche por su libertad, no merece ser considerado hombre y menos merece conocer su libertad, Es así, como ante esta cruda realidad que vivía Cuba, nace la idea de la revolución para construir un país en base a valores humanos que siempre estarán vigentes e incólumes. El derrocamiento de Fulgencio Batista se hacía inexorablemente necesario, para lo cual había que despertar la conciencia cubana, luego de intentos fallidos de derrocar al tirano Batista el primero de enero de 1,959 triunfa la Revolución cubana al mando de Fidel Castro Ruz.

Hablar de Fidel CASTRO RUZ es tarea titánica por la enorme trascendencia de su accionar político no solo dentro de Cuba, sino del mundo entero, no se puede hablar de Fidel sin conocer su tiempo y la época en que comenzó su vida política, no podemos hablar de Fidel Castro sin entender y conocer la historia de Cuba antes, durante y después de la Revolución Cubana, sin conocer al Che Guevara, a Camilo Cienfuegos, porque estos Hombres le pusieron el sello imperecedero de sus huellas, de sus sentimientos, hablar de Fidel Castro y encasillarlo tan solo en la tarea revolucionaria política seria apenas un grano de arena en la inmensidad de las playas marinas donde el hombre echa a andar sus sueños, sus utopías y despertar la conciencia humana.

Este es su gran legado: su enorme valía como ser humano, como hombre digno, revolucionario en toda la extensión de la palabra, maestro, camarada, amigo, patriota, idealista, soñador, valeroso, respetuoso, corajudo, drástico, coherente, visionario, solidario, internacionalista, justo, sincero, honesto, leal, constante, combativo, de convicciones firmes, de pensamiento diáfano, amoroso por sus raíces por la humanidad, rebelde ante las injusticias y la prepotencia colonialista y oligárquica, y, el abuso de la infamia y la insania de gentes corruptas, codiciosas y cínicas.

Ante la eventualidad de la muerte el ser humano se estremece por su fragilidad, pero la vida y la muerte, tienen el mismo propósito en este plano tridimensional que vivimos, son constantes que no debemos lamentar porque la vida en su infinita sabiduría nos dio la posibilidad de renovación continua y permanente para la humanidad, nosotros los Revolucionarios, los Socialistas, no debemos de tomar la muerte como una fatalidad, porque es con la vida fructífera y de bien cuando trascendemos esta materia finita, Una sola frase escrita con amor, cariño, un solo acto de Justicia y respeto, con nuestras vidas fraguadas en la lucha permanente por la Justicia Social, la Fraternidad, la Igualdad, la solidaridad por la construcción de un mundo mejor el Hombre no morirá, mas por el contario se elevará por sobre su pobre condición humana

La partida sin retorno de un ser amado duele, como no sentir dolor ante la partida de un Gran Hombre, como no derramar una lagrima por alguien tan querido que se nos va de este mundo material, ¡Fidel ha muerto?, ¡no!, ¡Fidel no ha muerto!, así como José Martí, así como Camilo Cienfuegos, como el Che Guevara, como Hugo Chávez, como Yasser Arafat, Fidel Castro no ha muerto, ¿cómo puede morir un Hombre que en todas formas ha tocado cada rincón imperceptible de este mundo?, ¿cómo puede morir un Hombre que está metido en el corazón y en la mente de millones de seres humanos en todo el mundo? por lo dicho, Honor y Gloria a Fidel Castro Ruz.

Gabriel Eduardo FERRARA ROMERO.

Huancayo, 26 de Noviembre del 2016.